FAMILY & FRIENDS

SILVIO CICCONE


En abril de 1920, el joven italiano Gaetano Ciccone se embarca en el gran buque “Presidente Wilson” rumbo a América desde el puerto de Nápoles. Al finalizar el viaje y luego de una exhaustiva entrevista inmigratoria, Gaetano se dirige rumbo a Pensilvana y se instala en la pequeña localidad de Aliquipa, en la ciudad de Pittsburg. Allí Gaetano Ciccone comienza a trabajar, como la gran mayoría de los inmigrantes europeos, en la empresa de aceros Jones & Laughlin y para 1925, su esposa Michelina DiJulio, estaba establecida también junto a su marido. En suelo americano, Gaetano y Michelina tuvieron seis hijos: Guido, Rocco, Neilo, Pete, Guy y el menor Sylvio, nacido el 6 de junio de 1931. Como era costumbre en las familias europeas de trabajadores humildes, sólo el hijo menor tenía la posibilidad de estudiar ya que los demás debían continuar con el trabajo del padre y ayudar a la familia. Fue así como Sylvio o Tony como los llamaban cariñosamente, pudo forjarse un destino con su esfuerzo y dedicación. Tony era de los seís hijos, el más inquieto, curioso y también el más inteligente. Gustaba mucho de la lectura y era muy bueno para las matemáticas. Era brillante y estudioso; además ser extremadamente religioso y devoto. Concurría a la iglesia diariamente y tenía siempre actividades extracurriculares que tenían que ver con grupos católicos y de la Iglesia.
En aquellos años, la comunidad italiana vivía de manera cerrada en Estados Unidos. La educación y formación de los hijos se veía tanto como una bendición o como una maldición. Por un lado, los padres se alegraban de que los hijos tuvieran acceso a una educación que ellos no tuvieron, pero por otro, temían que esta educación fuera una puerta de acceso para un nuevo mundo en donde se dejen de lado las costumbres y las tradiciones familiares.

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Siendo tan solo un adolescente, Tony se alista en la reserva de la Fuerza Aérea durante la Segunda Guerra Mundial y se desempeño como sargento en una base militar en Texas. Con el servicio militar cumplido regresa a Pittsburg en 1952 a casa de sus padres. Allí comienza la carrera de Ingeniería en la Universidad de Ginebra. Serio y constante, Tony repartía sus horas de estudio con el trabajo de obrero y con las actividades de la Iglesia.
El día de la boda de uno de sus mejores amigos de la armada, Silvio Ciccone, conoce a la hermana menor de éste, una graciosa y delicada joven con el inusual nombre de Madonna Fortin. La joven Madonna era descendiente de familia canadiense y se encontraba trabajando como técnica de rayos X. Ambos quedaron completamente enamorados desde aquel día y comenzaron una relación de noviazgo poco tiempo después.
Tony aún se encontraba viviendo y trabajando en Pittsburg, mientras que Madonna Fortin estaba instalada en su ciudad de origen, Bay City en Detroit, Michigan. El romance entre ambos duró poco más de tres años manteniendo esta relación a distancia hasta que tres meses después de su graduación de ingeniero, Silvio Ciccone y Madonna Fortin, se casan en la Iglesia de la Visitación de Bay City, el 2 de julio de 1955. Tony se muda a Bay City y luego ambos jóvenes, guapos y bien educados, se instalan en la ciudad de Pontiac. La pareja parecía representar los sueños y valores de una época que quedaría marcada en la historia de Estados Unidos: la época del “sueño americano”. Años caracterizados de pleno empleo, rígidas conversiones y conservadurismo cultural pero también un optimismo desbordado y una fe incondicional en el desarrollo personal de la clase media. Tony había dejado atrás la vida polvorienta de obrero en Aliquipa y había encontrado un trabajo como ingeniero de Defensa y Óptica en la Chrysler, desarrollando su carrera hasta ganar un sustancioso sueldo en General Dynamics trabajando en el diseño de tanques con la Hughes Corporation. El matrimonio se instala en una pequeña casa del número 443 de la calle Thors en Pontiac (Michigan) a 40 km al oeste de Detroit; Madonna Fortin dio a luz al primogénito de la pareja, Anthony, el 4 de mayo de 1956; el segundo hijo, Martin nació el 9 de agosto de 1957. El matrimonio se había tomado a pecho los preceptos católicos de «creced y multiplicaos». Hasta que en 1958, Madonna Fortin, ya a término de su tercer embarazo, se encontraba visitando a su madre, Elsie Fortin en Bay City, y fue allí donde tuvo a su tercer hijo: Madonna Louise Ciccone, nace el 16 de agosto de 1958 a las 7:05 a.m en la Sala de Maternidad del cuarto piso del “Mercy Hospital” de Bay City. Era la tercer hija del matrimonio Ciccone y la primera de las niñas.
Tres hijos más vendrían durante los tres años siguientes: Paula (1959), Christopher (1960) y Melanie (1962). Madonna era la favorita de sus padres y sobre todo de su madre; mimada y algo consentida, la pequeña Nony era melodramática e histriónica, siempre tratando de llamar la atención. Cantaba, bailaba y actuaba todo el tiempo. Lo hacía para seducir a sus padres y obtener su aprobación.

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Sin embargo, la felicidad de la familia se vió opacada cuando a Madonna Fortin le diagnostican cáncer de mama a principios de 1961. La salud de la mujer comenzó a deteriorarse rápidamente y finalmente el 1 de diciembre de 1963 fallece a los 33 años. Silvio Ciccone quedó devastado. Sólo y con un ejército de seis niños el hombre intentaba mantener a flote a aquella familia. Para poder seguir llevando el orden de la casa, Silvio Ciccone comenzó a ser cada vez más estricto con sus hijos. Sus severas ideas de disciplina marcaron a aquellos niños que aún estaban atravesando el duelo de su madre. Sobre todo a la pequeña Madonna, quien sin darse cuenta tomó la decisión de ocupar el lugar ausente en la casa. Cientos de niñeras pasaron por casa de los Ciccone y ninguna de ellas pudo con aquel grupo de revoltosos niños. Hasta que una de ellas llegó para quedarse. Joan Gustafson, una severa mujer que compartía plenamente las normas impuestas por el padre de la casa y que supo de alguna manera aplacar a aquellas traviesas criaturas.
Tan bien ocupó su lugar la estricta Joan que además pudo enamorar nuevamente el desolado corazón de Sylvio y en 1966 contraen matrimonio.

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La nueva unión entre Sylvio Ciccone y Joan Gustafson trajo al mundo a dos niños más Jennifer en 1967 y Mario en 1969. Ahora la casa si que se había convertido en un batallón con ocho niños y adolescentes que cuidar, educar y alimentar. La religión era el pilar fundamental de la formación de los hijos, además del estudio y del trabajo duro. Sylvio y Joan eran estrictos y severos, aunque no violentos ni agresivos. No eran ricos, pero no tenían necesidades económicas y ambos querían que todos sus hijos se desarrollasen por igual y pudieran tener una carrera y una profesión propia. A medida que crecía Madonna se hallaba cada vez más distante de su padre y su madrastra, se había vuelto rebelde y ya no soportaba más tener que vivir en esa casa plagada de hermanos. Sin embargo Tony, seguía insistiendo en imponer conducta y disciplina a sus hijos.

En 1977, Madonna deja la casa para comenzar la Escuela de Danza en la Universidad de Michigan y luego en 1978, la joven abandona sus estudios para instalarse en New York a probar suerte como bailarina. Este accionar de la joven, enfureció a Sylvio, quien insistía permanente en que ella no debía desperdiciar su inteligencia estudiando ballet. Madonna y su padre se distanciaron por mucho tiempo hasta que Tony entendió que su hija se encontraba en una búsqueda y que él debía respetarla si quería seguir teniendo relación con ella. La relación entre Madonna y su padre siempre fue con altibajos, Sylvio nunca terminó de entender muy bien porque su hija había tomado ese camino, y cuando ella se hizo famosa, tampoco pudo entender porque Madonna tomaba ciertas decisiones con respecto a su carrera. Sin embargo, la presencia de su padre era permanente en su hija. Madonna se encontraba sola en New York y todos aquellos con los que compartieron esos primeros años recuerdan de como ella siempre hablaba de la muerte de su madre y de su padre. La opinión de su padre esta demasiado presente en cada decisión que la joven tomaba en su vida.
La relación parece volver a la normalidad luego de 1983, cuando Madonna pudo demostrar a su padre que ella podía valerse por sí misma y vivir de su carrera, que era ser cantante. En 1983, Madonna lanza su primer disco como solista titulado homónimamente «Madonna» y se lo dedica, por supuesto, a su Sylvio Ciccone.

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Dedicatoria del primer disco

Sylvio estuvo presente en muchos momentos en la vida pública de Madonna, y aunque no estaba totalmente de acuerdo con la conducta de su hija sobre el escenario, siempre se mostró amable y participativo, aunque no se lo viera involucrándose demasiado en la carrera de su hija. En una entrevista que Madonna dió para la revista “Time” en 1985, dijo al respecto: “mi padre fue muy fuerte. No estoy de acuerdo con algunos de sus valores, pero es una persona íntegra. Él cree que hacer el amor con alguien es algo muy sagrado y que sólo debe ocurrir luego de que estes casado. Él se mantiene en esas creencias y eso representa alguien muy fuerte para mi. Él fue mi modelo a seguir”.

Por ejemplo, cuando Madonna realiza su primera gira “The Virgin Tour” en 1985, el acto final consistía en una voz en off que representaba a su padre regañandola como a una niña que había cometido una travesura, entonces Madonna al escuchar esta voz salía corriendo del escenario para finalizar el show. Durante la parada en Detroit, fue el propio Sylvio quien subió al escenario para tomar a su hija de la mano y llevarla consigo tras bambalinas. Esta fue una de las primeras apariciones que el hombre realizó en público junto a su famosa hija. Este hecho quedó registrado en la versión en video de dicha gira.

En 1989, Madonna lanza el disco “Like a prayer”, tal vez uno de los discos más autobiográficos hasta el “Rebel Heart” del 2015. En este trabajo, Madonna exorcisa a través de las canciones a algunos de los temas que marcaron su infancia y su vida hasta el momento, como la muerte de su madre, su divorcio y por supuesto la relación con su padre. El tema “Oh Father” habla justamente de eso de una relación tirante y hasta violenta entre una mujer y su padre y como eso se repite con su pareja. En el video, dirigido por David Fincher vemos a una niña asistir al funeral de su madre, ser regañada por un padre enfurecido y luego vemos como es maltratada por su pareja cuando adulta. Queriendo de alguna manera representar lo que fue su infancia y la conflictiva relación con su por entonces ex marido Sean Penn.

Luego en 1990 podemos ver a Sylvio mucho más presente gracias al documental “Truth or dare” que registra toda al actividad de Madonna sobre y fuera del escenario de su gira “Blond Ambition”. Allí vemos como Tony no sólo sube al escenario para festejar su cumpleaños en Detroit (momento en el que su hija se arrodilla a sus pies) y millones de fans le cantan el “feliz cumpleaños” sino también que podemos verlo en camarines junto a su esposa Joan interactuando con Madonna y su otro hijo Christopher. A pesar de que para ese entonces, Madonna ya era una de las artistas más famosas a nivel mundial, podemos ver en este documental como la cantante, se comporta casi como una niña temiendo la reacción de su padre al ver algunas escenas de su espectáculo.

Un momento especial quedó inmortalizado cuando Madonna y su padre discuten telefónicamente sobre cuando y cómo él quería asistir al show. Madonna advierte a su padre que el espectáculo es un “poco atrevido en algunas secciones” y pregunta si él lo toleraría. Tony desea saber si ella tiene que ser “tan atrevida y si puede bajar un poco el tono del show” a lo que Madonna responde rotundamente “no, porque estaría comprometiendo mi integrdad artística”.

A fines de 1990, Sylvio Ciccone declara: “Madonna siempre ha hablado al respecto, pero yo nunca dije nada. ¿Cuál es el punto? No fui un padre fácil. Pero traté de hacer lo mejor que pude y creo que sí fui un buen padre. Siempre crié a mis hijos con la convicción de que las mujeres son iguales a los hombres y que pueden hacer todo lo que ellos se propusieran”. Otra aparición en publica y muy sorpresiva, sobre todo para Madonna fue durante el programa de “Arsenio Hall Show” en 1990, cuando Tony Ciccone se une a la entrevista, poniendo un poco incómoda a la propia estrella.

Madonna ha comentado que casi se muere de la emoción cuando recibió un mensaje en su contestador de su padre diciendo que su actuación en la entrega de los premios Oscars en 1991 fue “fabulosa” y si bien, ha opinado poco acerca de la carrera de Madonna, Sylvio a demostrado su predilección por trabajos como “Dick Tracy” o “Evita”.

Sin lugar a dudas, la maternidad de Madonna en 1997, hizo que ella cambiara la concepción que tenía de su padre. Madonna pudo entender de que se trataba ser padre y ahi finalmente reconoció lo difícil que debió haber sido para Sylvio criar solo a todos esos niños y superar el duelo de su esposa. El nacimiento de Lourdes había realizado un cambio muy profundo a nivel personal en Madonna y parte de ese cambio se reflejaba en la relación con su padre.

Durante la gira del 2001, “Drowned World”, Madonna dedica una canción picarezca a su padre en Detroit, llamada “The Funny Song»; al inicio expresa: “basta de groserías, mi padre esta viendo el show esta noche…no sé donde te encuentras, pero espero que estés pasando un buen momento.” Cuando termina la canción Madonna dice: “solo quiero dejar una cosa en claro, esa canción no es sobre mi padre. Y hablando de padres, sólo quiero decir, papi eres un tipo muy bueno y gracias por todo”. La madurez de ambos comenzaron a acercarlos cada vez más y la que alguna vez fue la rebelde Madonna ahora se encuentra cada vez más cercana y agradecida a su padre.

En el 2003, Madonna compone el tema “Mother and Father” que se incluyó en el disco “American life”, en esta canción Madonna vuelve sobre el tema de la infancia y la relación con padre, pero esta vez deja de lado el reclamo y el reproche y se pone a la par, en una postura de comprensión y entendimiento. En un segmento de la canción Madonna imtepreta un rap acerca de como la muerte de su madre la había afectado y como ella había malinterpretado las acciones de su padre, pensado que era “un idiota, cuando en realidad tenía el corazón roto”. Definitivamente una de las mejores definiciones que la cantante hizo sobre su padre.

En el 2004, Madonna sale de gira nuevamente esta vez con el “Re-Invention Tour”, para esta gira, se graba otro documental “I’m going to tell you a secret” que intenta ser la secuela de aquel “Truth or dare” de 1991. En este film, vemos a un Sylvio Ciccone mucho más cerca de su hija, mucho más abierto y activo en la gira, más participativo para las entrevistas y hasta en algún momento tomó el mando cuando tuvo que decir la oración previa a la salida del show con todo el elenco. En el film se los ve muy juntos, unidos y con una relación sólida de dos personas adultas pero con el vínculo “padre-hija” aún intacto. Este es tal vez uno de los mejores documentos que tenemos de la relación que mantienen actualmente.

En el 2012, se lo vió a Sylvio Ciccone. participar también activamente en las oraciones pre-show del «MDNA Tour».

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Madonna y Sylvio Ciccone en 2004 durante el «Re-Invention Tour».
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Madonna y su padre previo al show en el «MDNA Tour» en 2012.

Otra canción autobiográfica es “Rebel Heart” que se incluyó en el disco del mismo nombre en 2015. En esta canción, Madonna hace un recorrido fugaz por su vida desde sus inicios hasta la actualidad y analiza el porque y como ha llegado hasta donde está. Los primeros vesos se los dedica a su padre diciendo: “viví toda mi vida como una masoquista…escuchando a mi padre decir: ‘yo te lo dije..¿porqué no puedes ser como las otras chicas?’ y yo digo oh no, esa no soy yo y no creo que nunca pueda ser asi”

Tony Ciccone y Joan Gustafson continúan juntos con un matrimonio ya de casi cincuenta años. Vivieron en la casa de la calle Oklahoma en Rochester Hills donde criaron a todos sus hijos y desde donde Madonna se fue en 1978 para no regresar, hasta el 2001 cuando se mudan a un lugar más grande y cómodo. Actualmente disfrutan de la compañía de sus hijos y nietos y llevan en marcha su propio emprendimiento de vinos con “Ciccone Wineyard & Wineri” en Suttons Bay en Michigan. Tienen sus propios viñedos, cultivan sus propias uvas y han creado una linea de vinos que ya ha adquirido un gran reconocimiento y de la cual la propia Madonna se ha vuelto fanática.

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